Andrés Santana

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critica

La película que ejemplariza sobre el consentimiento sexual

He visto de nuevo “Una joven prometedora” (2021) y la considero una de las películas más pedagógicas de los últimos tiempos. Es tan digerible como creación fílmica, como irritante en su contenido. De hecho, esa incomodidad ha sido un aliciente para profundizar más. No voy a describir su sinopsis en sí, más bien el tema relevante que nos quiere mostrar su directora, Emerald Fennell. Que no es otra cosa, que la situación incómoda que muchas mujeres sufren cuando salen de fiesta. Chico se acerca a chica en una situación de desprotección ya sea porque está sola o ha tomado bastante alcohol, para poder así, pillar cacho. La chica no quiere participar pero tiene miedo y sin gustarle la situación, se deja llevar dentro del contexto de noche loca. El alcohol en las venas del chico, inhibe sus funciones cerebrales, potenciando el instinto animal para buscar todas las fórmulas exitosas. Desde las más amenas a las más bravas. Aquí entra en juego su nivel racional. Si se llega a traspasar la línea del abuso por su insistencia, creará una secuela para todos los actores, víctima y agresor. En el film se enumera todo tipo de roles que los hombres representan en estas situaciones. Desde el que comete el abuso hasta el observador. Todos cometemos errores en esta vida, yo, el primero. Y lo digo porque mucha gente (¿sería osado decir todos?) ha presenciado momentos donde alguien está incómodo y normalmente, es una mujer. Según una encuesta realizada en el marco del ocio nocturno de la ciudad de Málaga en 2019: cuatro de cada diez mujeres jóvenes  afirman haber sufrido algún comentario incómodo y también fueron insistidas ante una negativa. Si es significativo que tres de cada diez hombres y cuatro de cada diez mujeres admitiesen haber sufrido alguna vez algún tocamiento no consentido. Lo que es cierto que da igual el rol que tomes como participante en este contexto, el trauma o la secuela va acompañarnos sino se hace algo.

La denuncia

Cuando ocurre el hecho y eres testigo, la primera situación que lidiar es el factor social: el sentimiento de pertenencia con la comunidad que felizmente te sentías integrado, la del grupo de amistades que han sido cómplices de ese momento. La denuncia es la única salida que existe para no atormentarse.  Depende por supuesto de su grado. Puede ser verbal, de atención, de que eso no se puede repetir bajo ningún concepto o incluso llegar a presentar declaración ante la policía junto a la víctima. El error es intentar olvidar algo que no lo borra la mente aunque se haga todo lo posible para que no salga a la luz y manche nuestro prestigio. (Atención spoiler: como pasará con Al Monroe). Mientras más se tarde, peor. Ser valiente es la mejor decisión y en eso se encuentra esta película que debe ser de obligatorio visionado en todos los bachilleratos de Filosofía del país.

¿Por qué pasa?

Científicamente, los seres humanos somos animales. Esa categoría la tenemos ipso facto y cuando hablamos del por qué abusamos de otras personas, éste es el origen. Distinguiendo los géneros, los machos se acercan con intención de apareamiento pero las hembras son las que eligen. Eso pasa en casi todos los mamíferos analizados. Por ello, existe mucha frustación no ser el elegido.  Lo cuál, no justifica una agresión sexual, sólo explica de donde vienen las tácticas de seducción unido a la violencia a ejercerlo. La parte racional es también clave para que no se fragüen los instintos animales en todos los sentidos. Con todos estos elementos tenemos que convivir tanto hombres como mujeres. Por cierto, tengo que dar una mala noticia: siempre existirán los abusos sexuales de hombres hacia mujeres. Otra cosa es reducirlos. En este siglo, nunca antes ha estado en nuestra mano combatir este abuso concreto, y hablo en el contexto de los países de origen cristiano porque en otras culturas ni existe el debate ni se le espera. “Una joven prometedora” es un fuerte argumento para conseguirlo. Tenemos que contar con todos y todas. El dilema es sostener como sociedad no achacar a la diferencia de género como origen de los sucesos aunque siempre hayan estadísticas. Volviendo a la película, éste es un momentazo, la escena en la Universidad Forrest; cuando Cassie se se reuné con la decana Walker.

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